sábado, 30 de julio de 2011

DUQUESAS Y HEREDEROS

Ahora nuestra duquesa más mediática se nos va a casar. Yo, si he de ser sincero, nunca me agradaron ni las monarquías ni los títulos que se crean y acompañan en torno a esta institución. Ni marqueses, ni duques, ni condes, ni vizcondes, ni grandes de nada, ni baronesas, ni señoritos, ni caballeros, ni nobles de nada. Porque, entre otras cosas, su sangre es roja como los demás mortales, jamás fue azul; y porque ya es notorio que el poder de los reyes no procedía de lo divino, sino de la ambición humana, siendo la aristocracia y sus rangos genealógicos designados por hombres también mortales.

Explicado esto, la pobre duquesa, asediada por sus numerosos descendientes pero deseosa de compartir sus últimos tiempos con alguien de su estima y agrado, ha decidido donar y repartir su inmensa fortuna entre sus herederos. Como si les dijera “Ahí tenéis, fundirlo si queréis, pero dejadme en paz”. Y bien que hace ella, harta de calenturas e interesados consejos. Al fin y al cabo los dineros son para gastarlos, como siempre me ha dicho mi cajero del banco cada vez que retiraba unos aguinaldos para las vacaciones.

Sin embargo esta noticia la relacioné inmediatamente con otra anterior, para nada coincidentes ni en el lugar ni en el tiempo. Por esas anchuras de las salvajes y civilizadas Américas, un hombre afortunado por rico pero desdichado en salud empleó buena parte de su dinero en encontrar a su hermano gemelo, a quien perdió la pista ya en años de adolescencia. Los avatares y circunstancias de la propia vida siempre son un misterio, porque a saber por qué demonios dejaron de verse, de reencontrarse, de saber el uno del otro.

Los investigadores y detectives contratados, que tardaron más de lo previsto, dieron con el hermano perdido y siempre ausente. La primera sorpresa es que no se trataba de un individuo apuesto, culto y con sentido. Era un simple vagabundo, como tantos y tantos perdidos por la vida. Después de certificar y verificar que el bohemio antisistema era el verdadero allegado de sangre, le comunicaron que su hermano, moribundo terminal, quería encontrarlo y conocerlo de nuevo, ya que no hubo tiempo de rescatarlo.

El trotamundos errante era el único legatario y así se lo hicieron saber. Desconozco el final de la historia, no sé si tan escalofriante como sus propios pasos. Quizás aceptó la proposición, o tal vez la rechazó. ¿Qué hacer con tanto dinero? Si fue una fantasía que nunca soñó, si un deseo tan inútil que da angustia hasta el pensarlo.

Hay duquesas que donan en vida para vivir en paz y hay seres en la vida que no conocen ni las alegrías del dinero, ni probablemente la mejor invitación de los mejores cuentos.

Música sugerida: SOMETIMES WHEN WE TOUCH. Dan Hill

lunes, 25 de julio de 2011

REMONTAR EL VUELO

Se dice que uno de los dolores más hondos y amargos que hay en la vida se da en el sentimiento amoroso, que deja huellas y cicatrices mucho más vulnerables que la simple y frívola aventura amorosa. Como cuando un ciclista hace esa goma ya famosa en su argot enciclopédico, que pierde rueda pero no se descuelga definitivamente, que se aleja del que le precede y parece que por un momento vuelve a reincorporarse.

En el amor suceden cosas así. De tenerlo tan abrazado y seguro a distanciarlo casi tan poco a poco, desvinculándose cada vez más. Se hace entonces un esfuerzo titánico por recuperar lo que es inevitable, por retenerlo un poco más, por reivindicar los mejores tiempos, por aferrarse a que es un error pasajero.

¡Cuánto cuesta recuperar lo perdido! ¡Cuánto remontar el vuelo! ¿Quién no ha vivido situaciones así?

He conocido a muchas personas amigas con distintas suertes. Algunas no han vuelto a levantar cabeza, como si la nueva soltería o separación les resultara un auténtico duelo, como si hubiesen quedado viudos o solas, como si la palabra de consuelo, el abrazo de ánimo, no fuera con ellos. Otras en cambio han reiniciado con nuevos acompañantes este viaje prodigioso.

“Veinticinco años son muchos para andar sobre sus migajas”, me cuenta alguno que aún no ha sobrevivido. “Ojala tuviera ahora esos veinticinco años” replica mientras rumia sus tormentas.

El amor engancha, lo mismo que duele. Mientras dura es eterno, y si no lo es, como nada en la vida, a respirar, que todavía queda aire.

Música sugerida: 25 AÑOS. Carmen París y Santiago Auserón

domingo, 17 de julio de 2011

LA CÁRCEL COMO HOGAR

No hace mucho tiempo los rincones de los periódicos, esos espacios escondidos para noticias curiosas, dieron cuenta de un hecho insólito por su naturaleza. Quizás y después de reflexionar lo suficiente puede que no sea tan extraño tal como están los tiempos. James Verone, ciudadano norteamericano ya metido en años y mucho tiempo desempleado, tomó la decisión más ocurrente y arriesgada de sus últimos tiempos. Enfermo y solo, como tantas personas maduras y sin posibilidad de ningún trabajo digno y ni siquiera infame, fue a un banco cualquiera de Carolina del Norte con la idea de robar.

No pretendía un asalto convencional, sino modesto y simbólico. Un dólar. Sólo un dólar. Después de intimidar a los sorprendidos empleados tuvo el dólar en su mano. Se sentó allí mismo sin moverse y esperó la llegada de la policía. Tranquilamente asumió ser esposado y escuchó la típica frase cuando a alguien le detienen en ese contradictorio país: “tiene usted derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que usted diga puede ser usado en su contra…” y bla, bla, bla…

Audaz resolución tomó el tal James. Bienvenidas las condenas, bienvenidos con agrado los años de prisión que estime la Corte, alivio existencial, merecido descanso.

No tendrá que seguir buscándose la vida y disculpándose con reiterados sorry, sorry…Comerá todos los días, tendrá una cama decente y podrá solicitar un médico que revise, o repare, las averías de sus cuerpo, nunca las del alma.

Reparar las entrañas de su corazón es mucho más difícil. James ya tiene cobijo temporal. Lo compró por un dólar. ¡Cúanta ventura y desventura!, ¡cuánta tristeza!, ¡cuánta miseria en el país más rico y poderoso! ¡cúanto vale un dólar!

Música sugerida: FOR YOU. John Denver

sábado, 9 de julio de 2011

SONRÍE

La semana pasada viajé, como siempre bien acompañado, a Barcelona. La carretera se hace pesada y cuantos más kilómetros se devoran más lejos parece el destino. Suelo escuchar música seleccionada de CDs y, de vez en cuando, se activa la radio. Debatían en un programa sobre la importancia de la sonrisa y los contertulios exponían y argumentaban sobre el valor de la sonrisa, respecto a que la empatía de quien es agradable es más poderosa que la sonrisa, y que este gesto a veces no se utiliza con la sinceridad necesaria, que abundan las sonrisas fingidas y que la amabilidad puede convertirse en un arte dramático.



Recordé entonces el texto cuyo título, Risa y Sonrisa, publiqué en el blog del Diván un mes de noviembre, en los inicios de esta aventura. El caso es que tenía razón un tertuliano, pues a veces nuestra tarjeta de visita, nuestra carta de presentación, es una evidente sonrisa; la cual no garantiza nunca ni sinceridad ni siquiera simpatía. Yo la verdad prefiero una sincera mirada, aunque sea tímida, que esbozar una risita que a veces engaña a nuestro ánimo.



El precioso film La Vida es Bella contiene una escena realmente hermosa, aquella de tratar de engañar al hijo jugando a soldados y de convertir la crueldad de un drama en un juego. Y ante la situación más triste y desesperante, regalar una sonrisa.



Esta sonrisa es la que exhibe Charles Chaplin en la mayoría de sus inmortales películas. Ante los negros chaparrones obsequiar lo mejor de uno, tal vez esa dulce y triste sonrisa.



Mi amiga Carmen no hace mucho colgó en su facebook el tema Smile, interpretada magníficamente por Madeleine Peyroux. Sin embargo no hace tanto que puse el enlace, como música sugerida, de esta cantante. Como homenaje a Charlot os regalo, aparte de una sonrisa, el tema Smile, pero con imágenes del maestro. Al fin y al cabo Chaplin fue el compositor de esta preciosa canción. Y quien la canta, aunque no es de mi devoción, es Michael Jackson.



Música sugerida: SMILE. Charles Chaplin

viernes, 1 de julio de 2011

ARRANCA JULIO

Manejándose con las altas temperaturas como cada uno bien pueda, inicia julio su periplo imparable.


Un sector de la sufrida ciudadanía se marcha de vacaciones, quizás más cortas o con destinos menos ambiciosos; zurciendo laboriosamente los bolsillos, que últimamente desparraman moneditas por aquí, billetes por allá, y todo en un santiamén y a las primeras de cambio.


Otros aguardarán a la siguiente quincena para el merecido descanso. Si no, en agosto. Si tampoco, cuando se pueda.


Porque los hay que dejaron de tener vacaciones porque su empresa quebró y la hipoteca aprieta; quienes trabajarán a destajo mientras otros se desocupan y también, cómo no, existe esa minoría, asquerosamente rica, que está de vacaciones todos los días del año de todos los años mundiales. Simplemente porque nacieron no con un pan bajo del brazo, sino con lingotes de oro entre sus perfumadas axilas.


Yo, recomponiéndome de una rodilla maltrecha, esperaré mi ocasión, si es que finalmente llega.


Me desespero lo justo, porque me impacienta más que algunos pocos ordenen, manden, dirijan y decidan, bien sea desde lujosos yates o desde sus torres acristaladas, bunkerizadas y financieras, el porvenir inmediato de la gente de bien, mayores o jóvenes, con trabajo o sin él, solos o acompañados...


Pase lo que pase, que julio sea plácido, amoroso y benevolente para toda esa gente de bien.


En cuanto a mí, esta noche tendré unos minutos para compartir. Saldré a la terraza cuando descampe el sol, cuando regrese la brisa y cuando huelan los jazmines.


Tomaré una limonada, quizás aparezca un beso y sonará esta canción.


Música sugerida: STOP. Sam Brown